Con autocríticas, el kirchnerismo porteño inicia su campaña
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Con la intención de admitir errores de comunicación, algunos de los precandidatos kirchneristas para la jefatura de Gobierno porteña hablan de apertura y cierto reconocimiento a la gestión de Mauricio Macri en la Ciudad.
La legisladora porteña, Gabriela Cerruti, recordó que «fui la primera que dejó de decir que Macri era un desastre, para intentar entender lo que estaba pasando con un jefe de Gobierno que tiene un apoyo popular importante». Además, destacó que «algunas obras significaron una mejora en la vida cotidiana de los porteños».
Cerruti también admitió que en el kirchnerismo de Capital Federal «nos equivocamos mucho porque nuestras campañas parecían antiporteñas. No me digan que la clase media porteña es gorila o de derecha porque yo soy súper de clase media».
En una entrevista con el diario La Nación, la precandidata adelantó que una de sus principales medidas sería «recuperar las riberas del Riachuelo y del Río de la Plata» porque «si querés ver el amanecer en la ciudad tenés que ir a bailar».
El presidente de Aerolíneas Argentinas, Mariano Recalde es otra de las alternativas del Frente par la Victoria en la Ciudad: «Creo que soy el candidato de Cristina Kirchner», sostuvo. Prometió que, en caso de triunfar en las elecciones porteñas, una de sus medidas será «construir cien escuelas en dos años». Sobre el macrismo, opinó que es una gestión «neoliberal» aunque hizo dos salvaciones: «Descentralizó la sede del gobierno y priorizó el transporte público», destacó Recalde en una entrevista con La Nación.
Otro de los precandidatos kirchneristas, Carlos Heller, reconoce que «hay mucha gente que está de acuerdo con el proyecto, pero que a veces no le gusta una conducción demasiado cerrada».
El ex presidente de Boca y fundador del Banco Credicoop pidió a sus compañeros de interna «ser intransigentes en cuestiones de fondo pero más amplios en las formas». Finalmente, cruzó a Recalde por sentirse «el candidato de Cristina Kirchner», y reclamó que «no puede haber un dedo que designe a los candidatos».
Con menos recursos que Recalde y Heller aparece el ex jefe de Gobierno porteño, Aníbal Ibarra. Su estrategia es evitar los cruces con sus adversarios en las primarias y desafía: «Mi mejor campaña es mi gestión de gobierno».
«Soy aliado de este gobierno hace muchos años. El 24 de marzo de 2004 recuperamos con [Néstor] Kirchner la ESMA. Hace más de diez años; no llegué al espacio ahora. No cuenten conmigo para hacer una disputa o pegar codazos para ver quién interpreta mejor al kirchnerismo. Estoy convencido de que hay que decir qué es lo que piensa hacer cada uno», afirmó.
Entre los postulantes menos conocidos del oficialismo en estas PASO es el cineasta Víctor Ramos, quien sostiene dos ejes de campaña: transformar las villas en barrios y rivalizar con La Cámpora.
«Sólo somos dos las listas del Partido Justicialista. La de Recalde y la nuestra. El resto son «progres-radical-comunistas» muy lejos del pensamiento del general Perón; entre Cámpora y Perón, nosotros elegimos a Perón», sostuvo Ramos en el mismo matutino.
El último precandidato que completa la lista de los aspirantes oficialistas es el médico psiquiatra y referente de Aluvión Ciudadano, Carlos Oviedo. El sanitarista y compañero de espacio de la mediática ex legisladora María José Lubertino aseguró que le «molesta el ninguneo» que tiene el kirchnerismo sobre su agrupación, y afirmó que «no va a competir con la plata de La Cámpora». Por el contrario, ratificó su estrategia de siempre: «Hace 20 años que estamos todos los días en la calle con los vecinos».