El cierre del INADI tiene que ver con la motosierra y la batalla ideológica – ÉPOCA – 11 de agosto de 2024

María José Lubertino fue la presidenta del organismo entre 2006 y 2009. Entiende que la medida se tomó «porque hoy se discrimina desde el propio Estado», afirmó a época y destacó: «El actual Gobierno nos demoniza a las feministas, a los ecologistas, a los que tienen otras visiones».

Maria José Lubertino exponiendo desde su banca

Maria José Lubertino exponiendo desde su banca

«Ahora se puede hacer este chiste porque ya no existe más el INADI, ja». «Era una bolsa de ñoquis, no hacían nada». «Discriminación hay en todas partes». Estas frases y varias más al respecto se escucharon con mayor frecuencia esta semana en la calle, en los lugares de trabajo, en las oficinas públicas, en las escuelas… Y duelen.

Porque quien sufrió discriminación sabe bien que siempre hay odio detrás de cada acto del discriminador y las víctimas con sus derechos vulnerados suelen estar huérfanas.

Hoy, más que nunca, en medio del sombrío avance de una tenebrosa ideología extrema en el país y el mundo, el cierre del Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI) no puede pasar desapercibido. No puede ser un hecho minimizado.

El INADI era un organismo descentralizado que podía decirle al propio Estado que algo estaba haciendo mal

Tener un organismo descentralizado que concientice, planifique, defienda y hasta interpele al propio Estado -si es necesario cuando margina o vulnera derechos- es esencial para una sociedad inclusiva e igualitaria. Cualquier supresión deriva en todo lo contrario.

Para entender la historia del INADI, sus funciones, objetivos y los avances logrados a lo largo de sus casi 30 años (fue creado en 1995) es preciso ir más allá de los fundamentos que el decreto del Gobierno de Javier Milei explican la cuestión con una base coyuntural. Pero también, porque esta nueva etapa sin el INADI genera enormes incertidumbres en el escenario actual.

Lubertino se presenta en sus redes como abogada, feminista, ecologista, animalista y profesora y doctora en Derecho de la UBA

Desde febrero se había iniciado el proceso para desmantelar de a poco el instituto, con recortes de presupuesto y despidos. Todo se aceleró en el último trimestre hasta llegar a este martes con el anuncio oficial (del vocero presidencial Manuel Adorni) y el decreto correspondiente que definió la disolución del organismo y el traspaso de sus funciones al Ministerio de Justicia (a cargo de Mariano Cúneo Libarona). A partir de ahí, más preguntas que respuestas.

«El cierre del INADI es parte de la motosierra de Milei. Pero también tiene que ver con una batalla ideológica y cultural, porque el principal discriminador en Argentina es el propio Estado», advirtió a época María José Lubertino, presidenta del organismo entre 2006 y 2009.

En principio acentuó en que «el INADI era un organismo descentralizado que podía decirle al propio Estado que algo estaba haciendo mal», a la vez que aseguró: «El eje central del INADI no era perseguir al que discrimina, bajo ningún concepto. Y es una falacia decir que nosotros perseguimos a la gente para ser políticamente correctos; no, al contrario, lo que tratábamos de hacer era docencia, sensibilización y sobre todo creo que hubo un importante cambio de paradigma», afirmó.

En este sentido subrayó: «Estoy absolutamente segura de que la Ley de Matrimonio Igualitario, la Ley de Identidad de Género e incluso la Ley del Aborto fueron posibles porque hubo una labor puntual desde el INADI, y se trabajó sensiblemente sobre las percepciones, sobre los prejuicios, explicándole a la gente».

Además, consideró: «En este momento, el actual Gobierno nos demoniza a las feministas, a los ecologistas, a los que tienen otras visiones».

De esa forma, «lo del INADI y lo mismo con el Ministerio de las Mujeres, su eliminación es exhibida como un triunfo».

En la entrevista también habló del carácter federal que tenía el organismo, de características de su funcionamiento y de los sectores más vulnerables a la discriminación en la actualidad.

Para usted que lo presidió, ¿qué representa esta disolución definitiva del INADI?

A mí me parece realmente un desacierto y es muy grave porque incumple contratados internacionales en materia de Derechos Humanos, con leyes nacionales, no se podrán atender por decreto del Ejecutivo leyes y compromisos adquiridos a nivel internacional.

Argentina llegó a ser realmente un ejemplo en el mundo en sus políticas antidiscriminatorias.

Nosotros, durante mi gestión, trabajamos mucho sobre todo en conjunto con Brasil, y pusimos énfasis en una serie de temas en el debate internacional.

Además, abrieron a la participación ciudadana los espacios del Estado. Y fue la primera vez que mucha gente era tomada como sujeto por parte del Estado. Esto pasó con las personas viviendo con VIH, con los migrantes, con los afro, con personas indígenas, con personas con discapacidad y ni qué hablar con las personas LGTB, particularmente las personas transgénero.

Entonces, se presentaban en una mesa de un ministerio a debatir y a planificar las políticas públicas del Estado con el Estado.

La medida es entonces un error

Es un error. Y sobre todo, lo que más indigna son las falacias que dijo el vocero presidencial para justificar el cierre.

Pero el cierre del INADI es parte de la motosierra de Milei. Esto tiene que ver, sobre todo, con el ajuste del Estado, pero también con una batalla ideológica y cultural. Porque se discrimina desde el Estado; el principal discriminador en Argentina es el propio Estado.

Se habla de políticas económicas de ajuste a los jubilados o de desamparo de las personas con discapacidad, pero también el Estado muchas veces discrimina en las políticas educativas, cuando no dejan estudiar a un chico con determinada discapacidad en un espacio. El Estado discrimina cuando pone un tope de edad para acceder a determinadas actividades.

El eje central del INADI no era perseguir al que discrimina. Y es una falacia decir que nosotros perseguimos a la gente para ser políticamente correctos.
La Ley de Matrimonio Igualitario, la Ley de Identidad de Género, e incluso la Ley del Aborto, fueron posibles porque hubo una labor puntual desde el INADI.
La principal discriminación en Argentina es a la gente que está bajo la línea de pobreza. Esta es una discriminación generada desde el propio Estado.

¿Y ahora quién cumplirá toda esa labor? ¿Y sea quien sea, lo hará?

Ello dicen, ‘bueno, para eso está la Justicia o lo puede hacer (la denuncia) en el Ministerio de Justicia’. Y no, en realidad lo importante del INADI es que era un organismo descentralizado que podía decirle al propio Estado que algo está haciendo mal.

Esto lo hemos hecho con el Gobierno Nacional con otros ministerios, no es simplemente la judicialización. En realidad sucede que el ministro de Justicia, que también habló del tema y que ahora absorbe parte del personal, tiene la visión de un abogado penalista.

Entonces, todos se piensan en términos de ir a la Justicia llevar para la discriminación. No, el derecho penal es la última ratio. El eje central del INADI no era perseguir al que discrimina, bajo ningún concepto; y es una falacia decir que nosotros perseguíamos a la gente para ser políticamente correctos. No, al contrario, lo que tratábamos de hacer era docencia, sensibilización y sobre todo creo que hubo un importante cambio de paradigma que en algunos temas.

Asumí como presidenta del INADI, no fui interventora. A mí se me nombró con acuerdo de las dos cámaras y de todos los bloques.

¿Como cuáles?

Estoy absolutamente segura de que la Ley de Matrimonio Igualitario, la Ley de Identidad de Género e incluso la Ley del Aborto fueron posibles porque hubo una labor desde el INADI que trabajó sensiblemente sobre las percepciones, sobre los prejuicios, explicándole a la gente.

Entonces, me parece que hay cosas que logramos. Pero por supuesto el Estado está en deuda con muchos sectores de la población que siguen siendo discriminados.

Cuando concluí mi gestión en el INADI, me fui con una delegación por provincia y mi objetivo en tres años fue abrir las delegaciones

¿Qué sectores serían?

Básicamente, pueblos originarios y personas con discapacidad, que están sumamente vulneradas, pero también los niños. Pensemos, por ejemplo, que seis de cada diez niños hoy están pasando hambre en Argentina.

La principal discriminación en Argentina es la gente que está bajo la línea de pobreza. Es una discriminación generada desde el propio Estado.

La gente no puede resolver sola eso y tampoco puede ir a hacer una denuncia como plantea Cúneo Libarona: individual.

Nosotros trabajamos sobre resortes que tienen que ver con cambiar las políticas públicas, con generar un compromiso por parte de las distintas áreas del Estado para que puedan acompañar a las personas en lograr más igualdad real de oportunidades y tratos.

¿La postura gubernamental hoy parece ir en otro sentido?

En este momento, el actual Gobierno nos demoniza a las feministas, a los ecologistas, a los que tienen otras visiones. Y con lo del INADI y lo mismo con el Ministerio de las Mujeres, la eliminación es exhibida como un triunfo a lo Pirro, como si hubieran degollado y muestran la cabeza en la plaza pública.

Siento que ese tipo de gesto no solo responde el ajuste, sino que tiene que ver con esa batalla cultural que están librando.

Porque además, como la política está respondiendo tan pobremente y hay tan pocas cosas buenas que se vean, la fuerza del movimiento feminista -digo porque yo soy parte de él- y la fuerza de los movimientos sociales que tienen que ver con estas luchas no discriminatorias, realmente son una masa crítica muy importante.

Y tienen muchas cosas para decir, para aportar y que, como salieron de su situación del sometimiento, no van a volver atrás.

El INADI también tenía un perfil federal. ¿Cómo se construyó?

En mi caso, cuando concluí mi gestión en el INADI, me fui con una delegación por provincia y mi objetivo en tres años fue abrir todas las delegaciones, porque yo conozco a Argentina de Jujuy a Tierra del Fuego.

Además, porque muchas de las discriminaciones se realizan a nivel local y eran en gran parte de los gobiernos provinciales. Cuando asumí, lo primero que le dije a Néstor Kirchner fue ‘bueno, pero los primeros que discriminan son los gobiernos provinciales en el sistema educativo, en el sistema de salud y las policías de las provincias. Por lo menos esa era la realidad cuando yo asumí. Entonces me dijo: Bueno, tenés total libertad.

Porque yo asumí como presidenta del INADI, no fui interventora del instituto. A mí se me nombró con acuerdo de las dos cámaras y de todos los bloques.

El hecho de que después nombraran todo el tiempo a interventores también deterioró el peso de política de Estado que tiene que tener el INADI. Porque cuando un presidente del INADI tiene el acuerdo de todo el Parlamento, vos no estás actuando por un partido político, estás actuando en representación de esa diversidad y de trabajar en políticas de Estado.

En los anuncios de cierre del INADI siempre se habló de que no hubo cuentas claras. ¿Qué opina al respecto?

Cuando me fui del INADI no solamente tuve una auditoría cada año de la SEG, sino también de Auditoría General de la Nación. Y también le pedí una auditoría ciudadana a Poder Ciudadano y tengo un informe que nos felicita por el trabajo.

Entonces, cuando tira esas acusaciones el vocero presidencial, que clarifique qué gestión no rindió cuentas, qué funcionario estaba a cargo. Porque queda en la nebulosa y ensucia a todos.

Decreto, funciones y muchas dudas

«El Decreto 696/2024 indica que todos los recursos materiales y financieros del INADI serán transferidos al Ministerio de Justicia. También establece que será el ministerio el encargado de elaborar y ejecutar las políticas nacionales contra la discriminación, xenofobia y racismo de ahora en adelante, pero no menciona qué pasará con la Línea 168 por la cual se podía denunciar este delito», explicaron en el sitio Chequeado.com.

Esta decisión, según el Gobierno, se fundamenta en una serie de irregularidades detectadas en el organismo.

Nuevo escenario y ¿a quién llamar?

Cuando se le consultó sobre el nuevo escenario pos INADI, Lubertino indicó: «Puedo garantizar que las organizaciones de la sociedad civil y los movimientos sociales que están, que son la fuerza y eran el motor del cambio en el INADI, van a seguir con su fuerza.

Lo problemático son las personas individuales que muchas veces no están nucleadas en esos colectivos y que sufren discriminación».

«Ahora no tienen adónde recurrir ¿A la privada de Cúneo Libarona van a llamar?», concluyó.

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