Legislatura: Modelo para armar (y desarmar)

En Diario Z

Están en juego 30 de los 60 escaños. El PRO podría lograr la mayoría propia, aunque el Frente para la Victoria sumaría entre cinco y seis bancas. La izquierda se juega a ampliar su presencia.

A la par de las PASO para jefe de Gobierno, los porteños votarán el 26 de abril a los precandi­datos a legisladores y a comuneros. En el caso del parlamento porteño, se renovará la mitad del cuerpo.

Lo que se pondrá en juego son las bancas conquistadas en 2011. Los cargos legislativos precisarán pasar el corte del 1,5 por ciento de los votos válidos para competir el 5 de julio, igual que los aspirantes al Ejecutivo. La primera vuelta elec­toral es la que define la composi­ción de la Legislatura: hace cuatro años, el PROse quedó con 16 es­caños, que buscará revalidar en es­tos comicios. Los guarismos que se manejan (Michetti y Rodríguez La­rreta totalizando cerca de la mitad de los votos) harían posible llegar a esa cantidad de asientos. El oficia­lismo porteño unificó una sola lista de candidatos, con Francisco Quin­tana a la cabeza.

Una gran incógnita es quién será el nuevo titular de la Legislatu­ra, que sigue al vicejefe de Gobier­no en la sucesión ya que Cristian Ri­tondo deja su cargo en diciembre. El PROtiene como piso los 12 ediles electos en 2013. Con los que ingre­sen colocará al sucesor de Ritondo.

La cuestión numérica encierra una incógnita: ¿podrá el PROtener mayoría propia, llegar a las 31 ban­cas? Si consigue quórum propio, le alcanzará con sus votos para apro­bar cualquier iniciativa del Ejecutivo.

Aun con el voto mayorita­rio de su ban­cada, Mauricio Macri vetó numerosas leyes: en sus casi ocho años de mandato hizo uso de esta potestad del Eje­cutivo con más de cien normas. Lo cual relativiza el rol que se le dio al ámbito parlamentario desde 2007.

El kirchnerismo tendrá el desafío de mantener su caudal. Hace cuatro años ingresaron nueve legisladores, cinco por la boleta de Daniel Filmus y Carlos Tomada (el ministro de Tra­bajo es hoy la cara visible en la bo­leta de diputados), más otros cua­tro por espacios afines. El segundo lugar que las encuestas vaticinan al FPV en su conjunto podía traducirse en al menos cinco o seis bancas. En las internas K, confrontarán tres lis­tas distintas para legisladores: ade­más de la encabezada por Tomada, se postulan María José Luberti­no acompañando la candidatura a jefe de Gobier­no del médico Carlos Oviedo, y el tándem de los legisladores Edgardo Form y María Rachid por el espacio que postula a Carlos Heller para el cargo ejecutivo.

Así las cosas, quedaría en dis­puta aproximadamente un tercio de los escaños en danza (no menos de diez bancas). ¿Adónde irían a pa­rar los votos que en 2011 le dieron cuatro diputados al Proyecto Sur de Pino Solanas y lo convirtieron en la tercera fuerza? Actualmente, el ci­neasta apadrina al frente SurGen, en el que compiten Humberto Tu­mini (Libres del Sur) y Sergio Abre­vaya (GEN) por la Jefatura de Go­bierno. Cada uno lleva su propia lista de legisladores, encabezadas por Laura González Velasco y Juan Manuel Lugones, respectivamente. Su desafío es superar el piso reque­rido en las primarias.

Esto podría potenciar las chan­ces de ECO, la otra fuerza despren­dida de lo que fue el Frente Amplio UNEN, en la que competirán Mar­tín Lousteau y Graciela Ocaña. Lle­van una lista común, encabezada por el socialista Roy Cortina.

Por su parte, la izquierda se juega a ampliar su presencia le­gislativa. El que aparece con más chances es el Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT), que lle­va a Marcelo Ramal como primer candidato a legislador. Envalen­tonados por los resultados obte­nidos en Salta y Mendoza, bus­carán sumar dos o tres escaños. Finalmente, Alejandro Bodart, del MST, intentará renovar su manda­to. Ingresó en la Legislatura como parte de un acuerdo con Proyecto Sur en 2011, pero ahora se candi­datea por su propia fuerza.

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