Se realizó en Rosario el Encuentro Nacional por la Soberanía Popular por un Nuevo Proyecto de Nación

foto - ENCUENTRO NACIONAL POR LA SOBERANÍA POPULAR POR UN NUEVO PROYECTO DE NACIÓN foto - ENCUENTRO NACIONAL POR LA SOBERANÍA POPULAR POR UN NUEVO PROYECTO DE NACIÓN

Convocatoria a la Militancia Popular

Quienes suscribimos esta convocatoria, militantes políticos de diferentes experiencias (sociales, institucionales, partidarias, culturales, eclesiales, sindicales y empresarias), hacemos llegar este llamamiento a todos los que compartimos indignación, sueños y esperanzas; a los que anhelamos la utopía de construir otra realidad, con dignidad, justicia, solidaridad, paz, pan y trabajo para todos.
En un país como el nuestro, con tantas riquezas naturales, con una geografía extendida y generosa, uno de los principales productores de alimentos y con niveles de consumo total que permitirían sostener a más de cien millones de habitantes por encima de la situación de pobreza, no podemos permitir el cachetazo a la dignidad que supone saber de la muerte sistemática de niños por razones evitables, o de los millones de compatriotas pobres o en situación de hambre y exclusión.
Nos revela la decadencia a la que nos llevaron los grandes grupos económicos locales, el capital transnacional, los dirigentes corruptos y todos los que por acción u omisión fueron gestores y beneficiarios del modelo neoliberal.
No queremos más chicos desnutridos ni ancianos postergados. Nos duele la injusticia y la inseguridad de la falta de techo y de salud. Nos conmueve la falta de trabajo, y la negación del futuro para millones de mujeres y varones de nuestro pueblo.
Es hora de comenzar un nuevo tiempo y tenemos la certeza de que podemos hacerlo.
Por todo ello impulsamos un llamamiento a las ciudadanas y los ciudadanos, dirigentes partidarios y de los movimientos sociales, religiosos de diversas comunidades de fe y personas representativas de nuestro pueblo, para definir entre todos qué proyecto de Nación deseamos y cuál debe ser la estrategia política para lograrlo.
Nos proponemos integrar un nuevo proyecto político alternativo, generar nuevas prácticas fundadas en la firmeza de los principios y en el compromiso con los objetivos que se promuevan, para gestar una sociedad participativa, sin exclusiones, respetuosa de la diversidad y comprometida con un proyecto común.
Sabemos que otra Argentina es posible. Es necesario construirla. Y tenemos una oportunidad formidable para poner manos a la obra.

UNA COYUNTURA FAVORABLE Y CONTRADICTORIA

Las jornadas del 19 y 20 de diciembre del 2001 expresaron el fin de un ciclo histórico. En esos días memorables, la movilización popular clausuró una etapa de terror instalada por la dictadura y puso en crisis al neoliberalismo, no sólo como política pública, sino como cultura.
Luego de casi treinta años desde el golpe de estado de 1976, la aplicación de las orientaciones fijadas por el Consenso de Washington trajo como consecuencia una sociedad fragmentada y desigual.
En lo económico, el predominio de la especulación financiera se sostuvo en la expansión de una deuda impagable, promovió la desarticulación del aparato productivo y gestó las condiciones para el aumento del desempleo, la precarización y el empleo clandestino, la caída de los salarios y la expansión de la pobreza..
En lo político, la etapa posdictatorial se caracterizó por la claudicación o el sometimiento a las demandas insaciables del capital y los bancos trasnacionales, así como de los trasnacionalizados grupos empresarios locales. Los partidos políticos tradicionales, con sus variados pactos y recomposiciones, se convirtieron en gerencia- dores de los intereses del privilegio.
Es evidente que a la par de la crisis económica, política, social y cultural que vivimos, también existe una crisis de alternativa. La potencia que la movilización popular reflejara durante el año 2001 y que se expresara en el profundo cuestionamiento social al régimen neoliberal convivió en simultáneo con un límite preciso: La carencia de una dirección consciente del campo popular capaz de transformar la energía social desplegada por vastos sectores en una solución popular, nacional y democrática de la crisis que existía. La salida devaluacionista de la convertibilidad, tal como fue instrumentada, con su secuela de mayor pobreza y las estrategias de reconstrucción del cuestionado sistema político tradicional, son evidencias elocuentes de esta limitación. No obstante, la conciencia de nuestro pueblo siguió intacta en la búsqueda de una nueva perspectiva de organización de la sociedad.
La potencia de la movilización popular y ausencia de una experiencia política en capacidad de canalizarla, definen la contradicción básica del momento político que transitamos. Contradicción que se expresa cotidianamente en una gestión que es capaz de reivindicar la memoria de un pueblo y expresar la lucha popular a través de la recuperación de la ESMA, pero que encuentra limites para derogar los indultos a los genocidas que la condujeron y permite la criminalización de la protesta social. Gestión que puede depurar a las Fuerzas Armadas de cuadros militares comprometidos con el Consenso de Washington, pero que termina involucrada en el envío de tropas a Haití. Gestión que es capaz de señalar la CORRESPONSABILIDAD del FMI en la crisis argentina, pero que acepta a dicho organismo como acreedor privilegiado. Gobierno que es capaz de anular la privatización del espacio radioeléctrico y el Correo, pero que convalida las irregularidades de Aguas Argentinas y Aeropuertos al tiempo que mantiene sin regulación el mercado de hidrocarburos y ratifica en términos genéricos su voluntad de sostener las privatizaciones de las empresas de servicios públicos esenciales. Gobierno que proclama a la distribución justa de los ingresos pero que más allá de medidas aisladas y en muchos casos cosméticas, descarta la necesidad de una profunda y progresiva reforma impositiva, así como también la puesta en marcha de políticas públicas que garanticen un ingreso básico al conjunto de la población como modo de combatir de manera inmediata el hambre y la pobreza.
Somos precisos: No estamos de acuerdo con la tesis que reitera la idea de crecer ahora para distribuir después. Sabemos que esto significa dar aire a la concepción que sostiene que el mantenimiento de la desigualdad y la pobreza es la condición del crecimiento. Ante esto sostenemos: hay que resolver hoy la desigualdad para garantizar una nueva estrategia de desarrollo que incluya al conjunto de la comunidad.
Desde este posicionamiento irrenunciable, es que sostenemos que la resolución del problema concreto que nos plantea la coyuntura exige desplazar del debate de las organizaciones populares la estéril contradicción entre oficialismo y oposición, paradigma de la vieja política. No es este el problema. Está claro que ni el más fervoroso oficialista puede sostener que el Justicialismo actual es la organización política que puede sostener el proceso de transformación que la Argentina necesita, ni sólo ni complementándose con la UCR, su aliado natural en el esquema bipartidista. De igual modo, ninguno de los opositores puede autoerigirse como representante de dicha organización. Entre otras cosas, porque todos evidenciamos nuestros límites hacia finales del 2001. En concreto, nadie pudo ser soporte y canal de la experiencia popular. A pesar del agravamiento de la crisis, persistieron las tendencias hacia la fragmentación del campo popular. No fue posible sintetizar los reclamos dispersos a través de un programa común y una expresión organizativa que potenciara la capacidad transformadora de nuestro pue
blo. Es la ausencia de esa nueva experiencia política lo que obtura la posibilidad de profundizar el tiempo político que nuestra sociedad abriera hace tres años. Por lo tanto, resolver la contradicción que exhibe la Argentina actual no remite a poner en el centro de nuestro accionar las políticas gubernamentales. Requiere sí un verdadero cambio cultural en las múltiples expresiones populares, para convocar a la sociedad y llevar a todos los espacios sociales (escuelas, universidades fábricas y sindicatos, iglesias y movimientos sociales) el debate sobre QUE ARGENTINA QUEREMOS y DE QUE MODO DEBE ORGANIZARSE LA SOCIEDAD PARA PODER SOSTENER SUS OBJETIVOS.
Desde las organizaciones populares, los últimos años estuvieron caracterizados por las luchas de resistencia al modelo de concentración de la riqueza y la consiguiente exclusión social. La Marcha Federal en el ´94 y la Consulta Popular impulsada por el FRENAPO en el año 2001, bajo la consigna "Ningún hogar pobre en la Argentina", al igual que las innumerables luchas de los trabajadores ocupados y desocupados, las nuevas formas de organización y lucha protagonizadas por los piqueteros; los reclamos y propuestas de las Pymes de la ciudad y el campo, los sectores medios, los estudiantes y docentes, son algunas de las referencias ineludibles de esas gestas memorables. Luchas que también fueron jalonadas con la creación de experiencias político-organizativas que abrieron nuevas perspectivas para la organización de los trabajadores y los sectores populares en una nueva Central, al tiempo que posibilitaban la emergencia de nuevas conducciones en el ámbito del empresariado nacional. Luchas y experiencias organizativas que deben profundizarse haciéndonos cargo de las dos condiciones que nos planteara el año 2001. Por un lado, la evidente apertura de una etapa que permite discutir que país queremos. Por otro, asumir la responsabilidad de dar vida a una nueva experiencia política que, fundada en la unidad popular en torno a un proyecto que sostenga la lucha por la igualdad, la autonomía (o independencia) nacional, la justicia social y la democratización, nos permita articular las diversas experiencias sociales y construir un amplio movimiento de masas. Hemos hecho mucho, pero falta mucho más.
Necesitamos un nuevo Proyecto de Nación, una estrategia para el futuro y una política concreta para el presente. Hace falta un programa y una organización. Reivindicamos la idea de pluralidad, donde puedan converger partidos políticos, movimientos sociales y diversas identidades, generando un ámbito en el que se procese la diferencia desde acuerdos básicos compartidos.
Tenemos la necesidad impostergable de construir algo nuevo, una verdadera alternativa, profundamente patriótica, edificada desde abajo, fundada en valores humanistas y con vocación de poder popular, capaz de liderar una propuesta creativa, transformadora y solidaria, integrada a los procesos de cambio y esperanzas que han comenzado a crecer en América latina.
Aquí, en esta región del mundo, la Revolución Bolivariana en Venezuela y la realidad permanente de la experiencia cubana, los procesos abiertos en Brasil y Uruguay, así como las luchas de los pueblos originarios en Bolivia y Ecuador, son evidencias elocuentes de un momento distinto y, por cierto, más favorable para poner en marcha una iniciativa política y social como la que nos convoca.
Hablamos de construir una nueva coalición política y social representativa de las mayorías populares; que trascienda los acuerdos electorales, aunque los incluya; que sustituya aquellas viejas corporaciones políticas cuyas prácticas han sido repudiadas por nuestra sociedad. Un verdadero Movimiento Político, Social y Cultural Emancipa torio que haga realidad los anhelos de justicia, democracia y soberanía que anidan desde siempre en la mente y el corazón de nuestro pueblo, identificados con la gesta emancipadora de San Martín y Bolívar.
Por eso convocamos a una Asamblea Nacional por la Soberanía Popular, por Un Nuevo Proyecto de Nación y una coalición política para gobernar la Argentina.
Con ese objetivo, iniciamos la tarea de discutir en cada región de nuestro país, con todos los que quieran participar y hacerse cargo de este desafío, qué Argentina queremos y cuál debe ser la política para convertirla en realidad.
Para ello, luego de una primera etapa destinada a la construcción de consensos con ciudadanas y ciudadanos de los sectores anteriormente mencionados, haremos un encuentro en la sede del Sindicato de Vendedores de Diarios y Revistas de Rosario, ubicado en la calle Buenos Aires 1346, Rosario, provincia de Santa Fe, el sábado 27 de noviembre de 2004, en el horario de 13 a 19 horas. Y a partir de allí, sobre la base de una agenda diseñada en conjunto, comenzaremos a desplegar el debate y la construcción en todo el país y, paralelamente, ordenar y condensar todos los aportes, toda la riqueza del intercambio de ideas, en una propuesta que nos identifique, nos apasione y nos impulse a trabajar con la alegría y la convicción de las causas justas.

Octubre de 2004

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