Biologicismo y abortos en el clóset ¡Nunca Más!
Poco más de seis meses pasaron desde esa última, masiva e inolvidable convocatoria de la Campaña por el Aborto Legal Seguro y Gratuito en las inmediaciones del Congreso. Bajo una lluvia torrencial, el pasado 8 de agosto un grupo de senadores y senadoras decidieron que las mujeres argentinas sigan muriendo en la clandestinidad víctimas de abortos inseguros. Este 19 de febrero, producto de su negligencia, avaricia, ignorancia, o sus creencias religiosas, ya son más de treinta las víctimas que nos toca llorar. Sin embargo, a un año del primer pañuelazo que gestó el tratamiento del proyecto de ley en el Congreso, la condena a muerte quedó desterrada del imaginario social: el aborto, tarde o temprano, será legal.
La sensación térmica superaba los cuarenta grados y el sol parecía que iba a derretir las veredas de Plaza Congreso. En el medio, cientos de mujeres, travestis, transexuales y no binaries se dieron cita para exigir la plena disposición sobre sus cuerpos. Una marea de sudor verde, brillante, feminista, marica, inundó las calles porteñas y se extendió a lo largo de todo el territorio argentino. Volvieron los martes verdes.
Sobre un pequeño escenario, las activistas de la Campaña Nacional por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito brindaron un show de humor. “Acá estamos las feministas, aspirando rayas de Misoprostol, abortando bebés nacidos”, dice una de las comediantes embadurnada de ironía. Abajo, la marea aplaude. El término “feminazi” causaba gracia, las maniobras de desprestigio quedaron obsoletas y al biologicismo no volvemos nunca más.
“Gritamos que ‘abortamos’ porque así exorcisamos el estigma” se escucha desde arriba del escenario. Se trata de un juego de roles, desde la Campaña invitan a las presentes a acompañar con un grito a aquellas que puedan o quieran ponerse en el lugar de ese otre que abortó. “Las mujeres, ¡abortamos! Las solteras, las casadas; las adolescentes; las niñas; las ateas; las creyentes; las lesbianas; las bisexuales; los transmasculinos; las no binaries; las artivistas; las juezas; las docentes; las milicas; las desobedientes y las correctas: ¡abortamos!. En consultorios, con pastillas, con vergüenza, con orgullo, nosotras ¡abortamos!”. Y así, cientos de pañuelos verdes se alzaron al cielo.
Durante el 2018 esos símbolos se multiplicaron por miles en las calles. Los martes eran los días de cita obligatoria, pero el aborto legal se militó hasta el cansancio en las escuelas, las universidades, las oficinas, y en cualquier ámbito público o privado en que una mujer haya sentido la necesidad de plasmar su voluntad.
En el stand de la Campaña se amontonaban mujeres para depositar en las urnas verdes sus experiencias, las de una amiga, una hermana, madre o conocida. Escribían en papeles las historias más desgarradoras que se puedan imaginar y las depositaban en esas cajas donde se unen en un solo grito.
Abundaron las jóvenes. Les jóvenes. Chicas, no binaries, travestis y transexuales se paseaban por las calles porteñas que tan poco tiempo atrás las vieron llorar una aparente derrota. Nada de eso, al verles, se veía el futuro. Las históricas militantes de la Campaña lo saben, y lo celebran. Son ellas quienes les pasan la posta. Ahora les toca a ustedes, pibas. Alcen la voz, alcen los pañuelos, llénense de glitter si así se sienten más cómodas, pero no se olviden: es una discusión política.
Es un año electoral y la heterogeneidad del movimiento feminista se hizo sentir. Dos diputadas del Frente de Izquierda recordaron que en las próximas elecciones se jugaba el futuro económico del país: un modelo a cargo de Cambiemos y el Fondo Monetario Internacional no deja más opción que la agudización de la pobreza, siendo las mujeres las principales víctimas. María José Lubertino, Feminista de la primera Hora, fue más contundente: las feministas no votarán listas que lleven en su nómina a algún candidato que esté en contra del aborto legal.
Todo preso es político, y toda conquista de derechos también. El movimiento feminista se encuentra atravesando discusiones que parecían saldadas: el biologicismo no determinará cuándo una es mujer y cuándo deja de serlo. Y un grupo de senadores no determinará por siempre en qué condiciones van a morir las mujeres.
Desde el escenario se recordó a las muertas, a las que fueron obligadas a parir, y a las condenadas por abortar. También se realizó un balance abierto: la Campaña se encuentra redactando un nuevo proyecto de ley para presentar en el Congreso. Que sea un año electoral no pone en discusión la necesidad de seguir luchando por los derechos de las mujeres. Que sea un año electoral no pone en discusión que el aborto se seguirá militando todos los días. Bienvenido sea al calendario feminista el 19 de febrero. Háganse a un lado quienes piensen que el 2018 se llevó la lucha. El 2019 es prometedor, y el futuro está garantizado.
Carla Martilotta – @CarlaMartilotta
Fuente: https://notasperiodismopopular.com.ar/2019/02/20/biologicismo-y-abortos-en-el-closet-nunca-mas/