ESI: de esto sí se habla – Nueva Ciudad – 24 de Enero de 2025
El gobierno de la Ciudad arremete contra la ESI, principal herramienta de detección de abuso sexual en las infancias, en consonancia con el gobierno nacional e incumpliendo la ley vigente.
La sorpresiva reciente noticia de que Jorge Macri bloqueó el acceso a los materiales de Educación Sexual Integral colgados en la web oficial de la Ciudad y el anuncio de que dichos contenidos quedaban bajo “revisión exhaustiva” y serían estudiados de manera “neutral” motivó a su vez que el Ministerio de Capital Humano de la Nación, a través de la Secretaría de Educación, anunciara la actualización de los contenidos audiovisuales de educación sexual para garantizar su adecuación a la normativa vigente en la materia. Una peligrosa competencia entre el PRO y la LLA para consolidar su posición política en los sectores antiderechos, que no solo implica subir el volumen a la declarada disputa ideológica con el movimiento feminista, sino que supone un retroceso en los derechos especialmente de niñas, niños y adolescentes de lo que supo ser una política de estado exitosa.
El gobierno de la Ciudad arremete contra la ESI, principal herramienta de detección de abuso sexual en las infancias, en consonancia con el gobierno nacional e incumpliendo la ley vigente. Están jugando con la posibilidad de que chicos y chicas puedan reconocer situaciones de abuso en su vida cotidiana, como ha ocurrido en muchas oportunidades dentro del contexto escolar gracias a la ESI.
El gobierno que intenta mostrarse como «neutral» es el mismo gobierno que recorta y vacía la educación en general y las capacitaciones de ESI en particular, las cuales solo se sostienen gracias al esfuerzo de docentes y estudiantes, como el postítulo de ESI del Joaquín V. González, cuyas docentes estuvieron meses sin cobrar y cada vez cuentan con menos presupuesto.
Es el mismo gobierno que impulsó en la Legislatura la llamada ley para la “educación emocional”, una política que también promueve el oficialismo libertario a nivel nacional. La misma busca desplazar a la ESI promoviendo el disciplinamiento y adoctrinamiento de los/las estudiantes, enfocado en la autorregulación y el control individual de las emociones, sin importar las condiciones de su entorno.
El gobierno de la Ciudad dice ser «neutral» pero tiene la caradurez de acusar a las/los profesionales que han dedicado su vida a estudiar cómo ayudar a los chicos en situaciones de abuso, de tener una posición ideologizada. Estas políticas buscan arremeter contra los derechos conquistados por las mujeres, las diversidades y la juventud, como es la ESI, para imponer los dogmas oscurantistas que promueven el sometimiento y el adoctrinamiento.
Esto se enmarca en una política antiderechos más general que lleva adelante el Ejecutivo nacional. Javier Milei, ya desde su campaña política, se posicionó como un enemigo de la ESI y del aborto legal. Uno de los principales recortes del gobierno, en el marco del brutal ajuste fiscal, fue aplicado sobre las políticas destinadas a las infancias y a las mujeres, como es el caso de las problemáticas de género. Al mismo tiempo, en octubre pasado, el gobierno admitió que Teen Star, una ONG que impulsa la abstinencia sexual, capacite a funcionarios sobre la ESI en las escuelas e incluso actualmente amenaza con derogar el derecho al aborto en 2025.
Aunque la movilización social y el repudio generalizado hizo que volvieran a subirse al portal de Educ.ar las canciones “Hay secretos” de Canticuénticos y la poesía “En una cajita de fosforosos” de María Elena Walsh, es necesario reflexionar sobre lo que está sucediendo.
La historia de la Educación Sexual Integral (ESI) en Argentina es larga. Recuerdo cuando fui Directora de Juventud en la Ciudad de Buenos Aires en 1987 y nos prohibían hablar de educación sexual y nos pedían que habláramos de educación para la salud. En 2004 la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires debatió un proyecto de ley sobre el tema. En 2005 la incluimos en el triple lema de la Campaña nacional por el derecho al aborto legal seguro y gratuito.
El 4 de octubre de 2006 se sancionó la Ley 26.150, que establece el derecho de los/as estudiantes a recibir ESI en todos los niveles y modalidades educativas. Esta ley tiene como objetivo promover un enfoque de derechos humanos para que las personas puedan ejercer libremente su sexualidad y eliminar formas de violencia y discriminación. Asimismo, establece la obligatoriedad de la enseñanza de los contenidos de la ESI en todos los niveles educativos, desde el nivel inicial hasta la formación docente y la formación técnica no universitaria, en los establecimientos públicos, de gestión estatal y privada de las jurisdicciones nacionales, provincial, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y municipal; sean laicos o religiosos.
La particularidad del abordaje de la ESI es la integralidad de la dimensión de la sexualidad humana que no se reduce meramente al cuerpo biológico y las relaciones sexuales, sino que abarca también aspectos psicológicos, sociales, históricos, antropológicos, culturales, entre otros.
Tras la sanción de la ley, se creó el Programa Nacional de Educación Sexual Integral, que tiene como objetivo garantizar que los niños, niñas y adolescentes reciban ESI en todos los establecimientos educativos.
En 2008 se aprobó el documento Lineamientos curriculares para la Educación Sexual Integral, que detalla los contenidos básicos y obligatorios de la ESI. Los cinco ejes centrales en los que se basa la ESI son la perspectiva de género, el ejercicio de derechos, el respeto por la diversidad, el cuidado del cuerpo y la salud, y la valoración de la afectividad.
La enseñanza de la ESI es indispensable, porque brinda información científica, actualizada y accesible para el ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos. En ese sentido, proporciona información para poder prevenir los embarazos no intencionales y vivir libremente la sexualidad. También colabora en la prevención de violencias basadas en género, cuestionando los estereotipos y mandatos de género desde una perspectiva crítica. La ESI previene el maltrato y abuso sexual hacia las infancias brindando información específica que no sólo permite la detección temprana de estas situaciones, sino también la construcción de estrategias preventivas y protectoras. La educación sexual promueve una perspectiva de derechos humanos y el respeto por las diversidades sexo-genérico-afectivas.
Asumir la educación sexual desde una perspectiva integral demanda un trabajo mancomunado con las instituciones educativas, las familias, los centros de salud, las organizaciones comunitarias y diversos los actores de la sociedad. Es deber del Estado garantizarla y de todos exigir su correcta implementación.
A 18 años de la sanción de la ley hay un fuerte desfinanciamiento del Programa Nacional y una ausencia casi total de acciones de alcance nacional. Las acciones de formación docente, transversalización curricular, diversificación de temáticas en los diferentes niveles educativos, la elaboración de materiales y otros proyectos especiales solo subsisten en 13 jurisdicciones provinciales, también desfinanciadas. Salvo por el caso de la provincia de Buenos Aires, que ha creado y sostiene la Dirección de Educación Sexual Integral, única experiencia en la Argentina.
Tenemos que combatir las medidas antiderechos de Macri y de Milei para defender los derechos conquistados y avanzar en un sistema educativo que, en vez de recortar la educación sexual, la financie adecuadamente, le pague a las/los docentes que se forman en esta materia, amplifique la formación en ESI y garantice su aplicación efectiva.
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