La verdadera cara de las inundaciones
La verdadera cara de las inundaciones
por María José Lubertino
Diputada de la Ciudad – FPV
Dicen los que saben de boxeo que la mejor defensa es un buen ataque. Desde su rincón, el asesor de imagen Jaime Durán Barba habrá pensado en eso cuando en la madrugada del lunes pasado la Ciudad se inundaba nuevamente y Mauricio Macri tenía que salir a dar explicaciones.
Así fue como los vecinos y vecinas volvimos a ver a un Jefe de Gobierno escondido frente a la catástrofe, intentando despegarse del tema, y un séquito de funcionarios de segunda línea recorriendo los medios, dispuestos a defender las teorías más inverosímiles, desde culpar al Gobierno Nacional a lamentarse por la influencia del cambio climático global, sin reconocer la menor responsabilidad propia al respecto.
Sin embargo, detrás de estos fuegos de artificio usados como maniobra distractiva, el agua descubre el verdadero rostro de la cuestión: la pésima gestión del PRO, que no lleva a cabo las obras del Plan Director de Ordenamiento Hidráulico y Control de Inundaciones. En efecto, según un informe de la Auditoría de la Ciudad de agosto pasado, tres de las cinco obras previstas en dicho plan se encuentran paralizadas: la cuenca de los arroyos Ochoa y Elia, la cuenca del arroyo Erézcano y la cuenca de los arroyos Vega y Medrano, ésta última que es fundamental para mejorar la situación del barrio de Belgrano, frenada desde 2009.
A sabiendas de esta evidente ineficiencia, la vicejefa María Eugenia Vidal pretendió relacionar la situación con una supuesta falta de avales del Gobierno Nacional para tomar créditos que financien esas obras. Así, Vidal termina de desnudar la lógica perversa del PRO: por un lado, subejecuta sistemáticamente el presupuesto en infraestructura disponible, y al mismo tiempo endeuda a la Ciudad a niveles récord, que ponen en peligro en futuro de sus finanzas.
La Ciudad de Buenos Aires cuenta hoy con el mayor presupuesto de toda su historia, y la recaudación tributaria ha aumentado un 173% entre 2007 y 2011. ¿Qué necesidad tendría de tomar nuevos créditos en dólares, en un contexto internacional desfavorable, para financiar estas obras fundamentales, para las que dispone de fondos propios?
En el primer semestre de 2012, por ejemplo, de los $ 244 millones disponibles para obras pluviales, el Gobierno de la Ciudad apenas utilizó el 2%, algo más de 3,8 millones. Esto se repite en casi todas las áreas: de cada 10 pesos disponibles para gastar en Infraestructura Escolar en 2010, apenas usó 4,80 y en 2011, sólo llegó a gastar 6,70 de cada 10. Esta subejecución, entonces, es moneda corriente.
Pero si el presente de la gestión PRO en este tema es tan malo, ¿qué nos espera para el futuro? Parecería que con Macri todo puede ser peor. Por lo pronto, el presupuesto que plantea para 2013 reduce la inversión en desarrollo de infraestructura de la red pluvial, en su mayoría destinado a prevenir inundaciones, de $ 233,9 millones a sólo $ 26,7 millones. Una reducción del 89% en un area clave, que expresa la irresponsabilidad llevada a su máxima expresión.
Ahora que bajó el agua y el tema tenderá a pasar a segundo plano, las consecuencias siguen para miles de vecinos y vecinas. No alcanza con culpar al Gobierno Nacional o a la Naturaleza. La verdadera cara de la inundación es la pésima gestión de Mauricio Macri, que prioriza la cosmética por sobre lo importante, que no usa los fondos con que cuenta para las obras necesarias, mientras nos endeuda a nosotros/as y a las futuras generaciones.
Basta de incrementar la deuda. Resolvamos las obras que la Ciudad necesita con el presupuesto de la Ciudad. Gestionar bien es ejecutar con eficiencia los recursos disponibles, no endeudarse sin sentido.