Metrobús, otra obra cosmética del depredador verde
Por la Diputada María José Lubertino
La avenida 9 de Julio es la arteria más emblemática de la Ciudad de BuenosAires y una de las más importantes del país. Se cuenta entre las pocas avenidas insignia y mundialmente reconocidas. Más allá del componente simbólico, cumple una función primordial en los desplazamientos directos entre el norte y el sur de la Capital. Hallándose autopistas en sus dos extremos, constituye un eje vital para la circulación vehicular. Bajo ella corre la Línea C de subterráneos, uniendo las cabeceras de Plaza Constitución y Retiro. El transporte público de colectivos es canalizado por los ejes laterales Bernardo de Irigoyen-Carlos Pellegrini (hacia el Norte) y Cerrito-Lima (hacia el Sur).
Ahora, la administración de Mauricio Macri, vulnerando abiertamente el artículo 8° de la ley 2.992, que establece que el trazado de los recorridos de Metrobús requiere aprobación por parte de la Legislatura porteña, quiere extender su experimento “Metrobús” a la Avenida 9 de Julio, ocupando parte de sus carriles centrales y arrasando con gran parte del espacio verde que hace distintiva a esta avenida parque.
En primer lugar hemos de destacar que nos oponemos firmemente a cualquier acción que implique la destrucción del patrimonio natural, urbanístico y arquitectónico de nuestra ciudad, que ha sido y es su marca distintiva; además de pronunciarnos en contra de la reducción de los espacios verdes de nuestra urbe.
Desde el punto de vista legal, el Metrobús 9 de Julio no sólo incumple la ley 2.992 sino que también viola el Código de Planeamiento Urbano y los artículos 80 y 81 de la Constitución de la Ciudad. Entre ellos, los apartados que indican que es la Legislatura quien debe legislar sobre “obras y servicios públicos, cementerios, transporte y tránsito” y regular sobre la conservación del patrimonio cultural, ornato y espacio público. Este proyecto es una obra no sometida a consideración de la Legislatura.
La administración macrista se propone convencernos de que Buenos Aires es una “Ciudad Verde” e invierte en dicha campaña una considerable suma de dinero. Podría creer el vecino desprevenido que se trata de acciones en favor del medio ambiente, el espacio público y los parques. Todo lo contrario. La construcción del sistema Metrobús en la avenida 9 de Julio no sólo arruinará paisajísticamente dicha avenida sino que privará a los vecinos del 17% del área verde. La Organización Mundial de la Salud (OMS) establece un mínimo de 10 m2 de espacio verde per cápita en las ciudades. El gobierno de Mauricio Macri opta por recortar el espacio verde disponible, en una ciudad que apenas tiene 1,8 m2 para ofrecer a cada uno de sus habitantes.
En lo que atañe exclusivamente al transporte, en lugar de privilegiar la alternativa que más cantidad de gente transporta se opta por realizar una obra de alto costo e impacto y cuyos resultados son más que dudosos. El Metrobús no es una obra ambientalmente amigable. Más allá de la destrucción que ocasione a los espacios verdes, la contaminación sonora y ambiental de los motores diésel y visual de las estaciones que romperán el equilibrio paisajístico, este medio se revela ineficiente en comparación con el subterráneo que lo imita en su traza. Para entender esto podemos decir que se necesitarían 17 colectivos de tamaño medio (capacidad de 70 pasajeros) u 8 colectivos articulados para igualar la cantidad de personas transportadas por un solo tren de la Línea C.
El problema del Metrobús es que no responde a una planificación integral de la movilidad en la ciudad. Su trazado no se halla articulado con las estaciones de subte y ferrocarril que atravesará, además de competir con el subte por un mismo corredor, en lugar de buscar una complementación intermodal inteligente.
Que quede claro: no nos oponemos a la modernidad ni a mejorar los desplazamientos urbanos. Nos oponemos firmemente a cualquier intento destructivo de modernizar a las apuradas y sin plan alguno. Somos partidarios de una modernización que contemple el cuidado del patrimonio y los atractivos de Buenos Aires; de una “Ciudad Verde” en serio, donde el eje de la integración ciudadana sea en torno al espacio público para todos los vecinos.