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Parque Lezama: la guerra entre los vecinos y la Ciudad

En El Destape

El gobierno porteño se muda al sur de la Capital y la tradicional plaza está cada día más cerca de las rejas. Fuerte oposición de los habitantes de la zona.

El lunes pasado, el subsecretario de Uso del Espacio Público de la Ciudad de Buenos Aires, Patricio Di Stéfano, denunció en declaraciones periodísticas que mientras el gobierno porteño lleva adelante obras para reacondicionar el Parque Lezama, la estatua de la Loba, que se encuentra dentro del predio, sufrió un acto de vandalismo ya que le fueron sustraídos Rómulo y Remo.

El episodio reavivó el debate sobre el enrejado de las plazas como consecuencia de la inseguridad y la Asamblea Vecinal de Parque Lezama, que ya se había pronunciado en contra del perimetrado y había tenido una fuerte lucha en defensa del parque, volvió a alzar su voz en oposición a la del gobierno capitalino. Denunciaron, además, que el PRO «fogonea la violencia» para tener argumentos a favor de las rejas y negaron que el robo que Di Stéfano denuncia sea reciente. Eva Bernat, integrante de la asamblea, aseguró a El Destape que «fue una maniobra política: Rómulo y Remo no están desde hace más de un año y ni siquiera son los originales, pero el macrismo lo denuncia ahora porque les sirve para su objetivo. Están tanteando el barrio, esto es castigo a la organización vecinal. Si efectivamente hubo un acto de vandalismo, deberían buscar entre su propia gente porque son los únicos que pueden acceder al parque por las obras». Sin embargo, la sustracción (o no) de Rómulo y Remo no es un hecho aislado sino que es parte de un entramado aún más complejo.

«Preso en mi Ciudad» era, tiempo atrás, tan sólo una canción de Los Redonditos de Ricota pero hoy, en Buenos Aires, más que un tema musical parece ser una realidad social. Las rejas en los parques, el proyecto de bares en las plazas y la construcción de shoppings o negocios inmobiliarios en espacios vacíos aleja a Buenos Aires del lema «Ciudad verde» y muchísimo más del famoso «vos también sos bienvenido», que remite a una ciudad inclusiva y para todos.

Desde el PRO, se alejan de la responsabilidad y la endilgan a la inseguridad: «Yo entiendo a los vecinos que se oponen al enrejado ideológicamente pero hay que pensar en el mundo real, no ideal. La reja es el mal menor, te aseguro que sin ellas la gente no va a las plazas», afirmó en diálogo con este medio Juan Carlos Villalonga, presidente de la Agencia de Protección Ambiental de la Ciudad quien agregó que hay que repensar el horario de cierres de las plazas para que en verano «la gente las pueda disfrutar más». ¿Será la inseguridad el motivo de las rejas en Parque Lezama?

María José Lubertino, candidata a jefa de gobierno por el Frente Grande-FPV, habló con El Destape y consideró que «todo está metido en pequeños negocios privados y no hay una cultura del espacio verde y público». «Desde la lógica del macrismo- continúo- todo espacio vacío tiene que ser llenado con edificios, hay una visión de la Ciudad especulativa y lo hacen porque tienen una mirada de la organización del espacio público donde lo privatizan y no permiten el uso de la gente. Ni siquiera respetan el código de planeamiento urbano que siempre lo quieren modificar generando pactos con otras fuerzas políticas».

La mudanza del Gobierno: crece el Sur ¿para quién?

En 2014, el oficialismo porteño anunció que trasladará sus dependencias al sur de la Ciudad. El Ministerio de Desarrollo Urbano, el de Desarrollo Económico y el de Ambiente y Espacio Público irán a la ex fábrica Canale, frente al Parque Lezama. Según el oficialismo porteño, el objetivo es «revitalizar el sur de la Ciudad».

Sin embargo, Eva Bernat no está de acuerdo con el argumento que esgrime la administración de Macri. Su ocular reposa en que todo se trata de un «negocio inmobiliario». «El barrio está teniendo un recambio grande de negocios inmobiliarios y quieren que todo sea para pocos. Están haciendo una limpieza de la gente, ellos mismos se van a mudar frente al parque y por eso lo quieren cerrar. Tienen la noción de espacio para mirar y no para tocar. La idea del parque popular, donde todos tenemos las mismas posibilidades, no les agrada, no tiene que ver con la gente que quieren que venga al barrio».

Además, agregó: «Los que vivimos acá no tenemos casas de fin de semana, vivimos en pequeñas habitaciones, hoteles o departamentos muy chiquitos y no tenemos la posibilidad de veranear o de irnos a una quinta. La plaza es el único lugar donde podemos refrescarnos, es el patio de atrás de nuestra casa y con las rejas tenemos menos tiempo para disfrutarlo. Además, hoy en día no podemos ni ingresar porque lo están refaccionando pero están tardando mucho más de lo prometido y no lo están haciendo de a partes, como habíamos consensuado».

Así está hoy el Parque Lezama y su barrio que, entre vandalismo o «vandalismo», debate sobre rejas, refacciones y planes de mudanza del Gobierno, pasa un verano solitario, sin chicos en sus juegos, sin picados los domingos, sin charlas y mates con amigos.

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