2012/02/15 – Un análisis de la política tributaria de la gestión de Mauricio Macri

Los recursos tributarios de la Ciudad de Buenos Aires han venido creciendo en forma sostenida durante los últimos años. Pasando de un total de $6.118 millones en 2006 a $21.568 millones según los últimos datos difundidos por la AGIP para el acumulado de 2011.

Más allá de esta buena performance, en un contexto de crecimiento económico a nivel nacional, lo interesante pasa por analizar la estructura de los recursos y los cambios que han ocurrido. Al respecto, los últimos datos, dan cuenta de la relevancia de ingresos brutos en el total de la recaudación (75,2%), seguidos en orden de relevancia por el impuesto a los sellos (7,9%), ABL (6,8%) y Patentes (6,5%).

Este protagonismo de ingresos brutos le imprime un sesgo fuertemente procíclico a los recursos de la Ciudad, que varían en línea con la evolución de los niveles de actividad económica. Sin dudas, debería avanzarse en un esquema tributario que disponga de cierta independencia de los vaivenes de la economía. En caso contrario, las fuentes de financiamiento del gasto público resultarán mermadas precisamente en los momentos de la fase recesiva del ciclo económico en que la población vulnerable requiere en mayor medida de la ayuda del Estado.

Con relación a la evolución, entre 2006 y 2011 el impuesto a los sellos e Ingresos Brutos ganan participación en los recursos totales y como contrapartida ABL y Patentes la reducen. Ello deviene como resultado de las modificaciones impositivas que se han idoinstrumentando en los últimos años (incremento y extensión de alícuotas de ingresos brutos y extensión del impuesto a los sellos). De esta forma, como se ha dicho, la Ciudad ha consolidado una matriz impositiva concentrada en tributos que evolucionan en forma directa con el nivel de actividad económica y con menor participación de los impuestos patrimoniales (como el impuesto inmobiliario y patentes), intrínsecamente de carácter más progresivo.

La Ciudad necesita de la construcción de un sistema impositivo progresivo en el que paguen más los que más tienen y en el que los sectores más postergados paguen menos,
de modo que la distribución del ingreso mejore luego del pago de impuestos. Los últimos años han sido testigo solamente de erráticas y aisladas modificaciones impositivas, que sin un rumbo claro y con el único objetivo de incrementar la masa de recaudación. Alcanzar este objetivo generaría las condiciones necesarias para permitir una redistribución progresiva de la riqueza en una ciudad con amplios recursos y bases tributarias en la que aún conviven fuertes desigualdades sociales.

 

Firma Lubertino

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