De los 60 km prometidos, a los 60 días sin subte

En 2007, en plena campaña electoral, Macri acusaba de “inútiles” a quienes no construían a un ritmo de 10 km por año. Un mandato y medio después, ni siquiera fue capaz de inaugurar las estaciones construidas por las gestiones anteriores a las de él, y nos deja 2 meses sin la Línea A, para poner en ella los vagones que compró el Gobierno Nacional.

De excusa en excusa, de victimización en victimización llegamos a este nuevo acto del PRO. Donde pone en escena el retrasado traspaso, dejando a los/as usuarios/as sin transporte, a los/as comerciantes sin ingresos, todo para que “se note”, que ahora es él quien administra el Subte. No construyó ni un kilómetro, aumentó el boleto, incumpliendo la Constitución de la Ciudad, ya que la misma obliga a la realización de una audiencia pública para dicho incremento, y ahora anuncia un nuevo aumento.

 Lo que podría hacerse en apenas unos días, se hará en 62, aunque seguramente serán menos y nos vendrán con la historia de que son más eficientes de lo que suponemos.

Directivos de Metrovías; el ingeniero Raúl Ávila -Inspector de Higiene e Ingeniero Civil de SBASE-; Miguel Bonilla Ruiz -auditor catalán-; Alejandro Nazar Anchorena y Edgardo Kutner -ex presidentes de SBASE-, y los Metrodelegados –los cuales presentaron un plan alternativo- han manifestado que en ningún caso es necesario suspender completamente el servicio de la línea A por ese plazo. Estos especialistas evaluaron que el tiempo necesario para cambiar la flota sería sólo de unos pocos días. 
En diversas ocasiones se han realizados grandes obras sin discontinuar el servicio. La Secretaría de Transporte de la Nación ejecutó en la Línea A la renovación de 17 km de vías, reemplazó en su totalidad la instalación eléctrica, haciendo nuevas estaciones transformadoras y un sistema de señalamiento de última generación, y el Subte siguió funcionando como siempre. Cuando la línea B, renovó sus coches Metropolitan-Cammell y Siemens FMm, por los Mitsubishi que habían sido comprados al metro de Tokio se les modificó la altura, se les adicionó suplementos laterales para completar el gálibo y retornear las ruedas. Estas tareas se llevaron a cabo por la noche entre el Ferrocarril Urquiza y en la propia línea B. La rampa de Federico Lacroze fue el lugar elegido para dichas tareas y para el posterior recambio total de la flota, sin que existiera ningún túnel para almacenar las formaciones. A pesar de estos contratiempos nunca cerró la línea.
En este caso, la Línea A será dotada de coches SATCo, que no pueden probarse en esta línea porque existe una incompatibilidad de tensión entre trenes belgas y chino, imposibilitando que ambos convivan bajo tierra al mismo tiempo. Pero ello se podría solucionar mediante pruebas nocturnas en las líneas C, D y E…

El subte debe ser la columna vertebral del transporte porteño, se debe terminar la línea H, prolongar la C y la E, fijar plazos y metas para la construcción de la I, la F y la G, pero tenemos en jefe de Gobierno que ni siquiera puede inaugurar las estaciones hechas por las gestiones anteriores.

La Ciudad de Buenos Aires fue pionera en pensarse a sí misma como una gran ciudad. En 1913, fue la primera de Latinoamérica en tener Subte, esa historia es parte del patrimonio de los/as porteños/as y debemos resguardalo. Las estaciones, los vagones “La Brugeoise”, son reliquias que debemos preservar. Buenos Aires debe modernizarse, pero también hay que conservar nuestra historia. En Budapest, otra ciudad pionera en el transporte subterráneo, se conserva parte de sus viejos vagones como atractivo turístico, siendo el mismo uno de los paseos más pintorescos de la ciudad.
Aquí podríamos hacer lo mismo, “La Brugeoise” podrían funcionar los domingos y los feriados, cuando la necesidad de transporte es muy inferior, y ofrecerlo como un atractivo más de nuestra Ciudad, en este sentido, he presentado un proyecto en la Legislatura, demandando protección patrimonial para la flota, la cual es única en el mundo, y cada unos de sus vagones tiene un valor de 500 mil dólares.

Es evidente que Macri y sus funcionarios/as desconocen esto, ya que pretendían realizar un asado con estos valiosos vagones. También es claro, que ninguno de ellos/as es usuario/a de este servicio, ni tiene un comercio en la Línea A, con el cual mantener a sus familias, de lo contrario, no cerrarían innecesariamente por 2 meses.

Las obras hay que hacerlas, la ciudad debe modernizarse, pero debe hacerse con responsabilidad. Si cierra la A, debe ser el menor tiempo posible, debe combinarse con más frecuencias en las Líneas B y E, que son las paralelas; debe acordarse con las líneas de colectivos para que pongan más coches mientras dure el cierre, debe ofrecerse una solución a los/as comerciantes, en definitiva, debe gobernarse con responsabilidad y no pensando en sacar un rédito político, menoscabando la calidad de vida de los/as porteños/as.

He presentado pedidos de cautelares en protección de los/as usuarios/as y pequeños/as comerciantes para que no se interrumpa el servicio, y también para la protección de los antiguos vagones, para que no los terminen desguazando.

El análisis superficial de la Justicia conduce a que el encaprichado se salga momentáneamente con su berrinche y hoy pueda interrumpir el servicio, pero esto, en modo alguno implica que la cuestión termine allí.

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