#UnAñoDeMacri: Las grandes empresas piden 10
12 de diciembre de 2016 // En Opinarg //
Es tiempo de evaluación. Vencido el pedido de changüi del primer semestre y vencidos todos los plazos razonables para ver si la economía y la política toman un buen rumbo, se constatan nuestras peores hipótesis de un gobierno que va en dirección contraria a los intereses generales.
Hay indicadores, aun en los datos duros del propio gobierno, durante este año que lo demuestran:
La inflación pasó del 25 al 43%, la desocupación del 7 al 9,6%, la pobreza del 21 al 32%, el consumo cayó un 8,2%, cerraron más de 6300 locales. Alcanzamos el record histórico de endeudamiento: la deuda externa asciende ahora a U$ 87 mil millones. Las exportaciones cayeron en un 6%, el déficit fiscal aumentó un 336%, lo que equivale a un 9% del PBI, la fuga de capitales se estima en U$12 mil millones. Ahora hay 700000 personas más que antes que pagan impuesto a las ganancias. Las tarifas de todos los servicios aumentaron en promedio un 500%.
ANSES comenzó a vender las acciones en las grandes empresas, en un conocido proceso de privatización y descapitalización del Estado. Eliminaron retenciones a las mineras ($3mil millones) y a los agroexportadores ($16 mil millones). Se perdonaron las deudas a las grandes empresas energéticas ($19 mil millones) y se incrementan subsidios a las petroleras y gasíferas. Los bancos se beneficiaron en $57 mil millones.
Esto es: se dió una vertiginosa nueva reconcentración de la riqueza, donde se aún quedaba mucho camino por recorrer en la búsqueda de mayor justicia y equidad. Con ello se constata que la ampliación de derechos de la década anterior retrocede al no haberse adoptado medidas más profundas que permitan la irreversibilidad de algunos cambios… La pregunta es si había consenso social y masa crítica para impulsarlos y sostenerlos. Pareciera que no.
Por otro lado, en el plano de los simbólico, en orden a la construcción de una democracia cada vez más inclusiva, real y participativa, poco es lo avanzado y grave la pérdida del valor de la palabra empeñada que erosiona hasta la misma democracia representativa. En los 90 hubo slogans vacíos de contenido y no se dijo lo que harían. En este caso se prometieron políticas y al llegar al gobierno se hace todo lo contrario. A punto tal que la semana próxima Macri hasta podría llegar a vetar una ley que avanza en el camino de una de sus promesas de campaña. Así en campaña electoral preguntado y repreguntado por periodistas y opositores Macri dijo: que no iba a ajustar, que no iba a devaluar, no aumentaría tarifas, que no habría inflación y que eliminaría el impuesto a las ganancias, entre otras.
Dijo que acabaría con la corrupción y la oficina anticorrupción sigue siendo un órgano que de él depende, puso funcionarios con evidente conflicto de intereses a manejar temas sensibles, él mismo y muchos de su equipo aparecen con empresas off shore no declaradas en Argentina en los Panamá Papers y como frutilla del postre ahora por decreto y contra ley permite amnistiar a los/as familiares de funcionarios evasores.
Prometió más trabajo y se perdieron en un año más de 2 millones de puestos de trabajo, vetando la ley de suspensión de despidos y doble indemnización. Hoy hay 1.300.000 trabajadores/as que pagamos ganancias, o sea muchos más y más que antes. Prometió viviendas y obras y el millón de créditos hipotecarios a 30 años aun no asoma y el Plan Belgrano para la reparación del Norte en varias provincias ni comenzó. Prometió pobreza cero y aumentó. Prometió más derechos y eliminó los planes Progresar y Fines. Prometió independencia del Poder Judicial y pretendía nombrar por decreto a los jueces de la Corte y ha iniciado a través de sus aliados políticos persecuciones y denuncias a los/as jueces/zas que no se disciplinan o tienen otras miradas, como el caso de la Jueza Forns que dictó una cautelar en defensa de los usuarios/as de servicios públicos. Prometió lluvia de dólares, pero no dijo que sólo llovería en paraísos fiscales o a las grandes empresas que vienen ganando desde los noventa o solo a los acreedores internacionales.
Por todo esto, esperamos que más que nunca seamos la mayoría de los /as argentinos/as, hayan votado a quien hayan votado los/as que tengamos conciencia.
Estemos atentos/as, movilizados/as, y nos organicemos para que no se siga un rumbos contrario al interés general. Ayudemos al diálogo en la diversidad entre las fuerzas opositoras y aún con aquellos/as dirigentes de Cambiemos que tenían críticas al gobierno anterior pero que no supieron o no quisieron que se tomen estas medidas antipopulares.
Empecemos con esperanza el 2017 de que otro país es posible y que debemos construirlo entre todos/as aprendiendo de los errores pasados pero sin reiterar otros errores también ya experimentados.
Macri hizo los deberes y humildemente se puso un 8, aunque las grandes empresas piden 10. El Pueblo desde la tribuna se quedó una vez más con el sueño incumplido. Revertirlo de nosotros/as depende. En este baile, Jurado somos todos/as.