Represión, negocios encubiertos y regreso al modelo neoliberal
La brutal represión que ejerció la Policía Metropolitana sobre periodistas, médicos/as, pacientes, enfermeros/as, legisladores/as y trabajadores/as del hospital neuropsiquiátrico Manuel Borda, no hizo otra cosa que desenmascarar la desesperación del Jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, por concretar un millonario negocio inmobiliario, en desmedro de cientos de pacientes con deficiencias mentales, que viven en medio del frío, la suciedad, el abandono y la desidia.
Pese al enorme esfuerzo que diariamente realiza el personal del Hospital, nunca el Borda estuvo en la agenda del PRO como prioridad y la vida de los pacientes poco importa a quienes están haciendo de Buenos Aires una ciudad “para pocos”, con permanentes medidas que sólo maquillan una realidad que los vecinos/as observan cotidianamente. Mientras sus casas se inundan ante cada lluvia, mientras el traslado a sus trabajos continúa siendo una aventura ciclópea, y mientras las soluciones de fondo no aparecen, el Jefe de Gobierno continúa con sus proyectos millonarios de Metrobuses, enrejamiento de plazas e iluminado de monumentos. Es decir, más del “pan y circo” al que nos tiene acostumbrados el PRO.
Macri va por todo. Incumple fallos judiciales, avasalla al Poder Legislativo, reprime a diestra y siniestra a todo aquel que se interponga en sus decisiones. En definitiva, sólo refleja un modelo dictatorial, que los argentinos/as y fundamentalmente los porteños/as ya repudiamos y no queremos “nunca más” para nuestras vidas.
La represión en el Borda fue organizada y predeterminada. La Policía Metropolitana, liderada por el ministro Guillermo Montenegro, ya había intentado ingresar por la fuerza al taller donde los pacientes realizan diversas tareas de recreación y trabajos. Los propios médicos/as y trabajadores/as se lo impidieron. El viernes último, de madrugada, y con un fallo de Cámara vigente, Macri perdió la paciencia y decidió empezar a demoler el edificio, mientras su fuerza de seguridad repelía cualquier impedimento, a pura balacera y gases intoxicantes.
El objetivo de Macri, demoler los talleres para construir allí un nuevo centro cívico, generó el repudio de todos, no sólo de la oposición política, porque no es un problema político. Es un tema que excede a toda diferencia de pensamiento. La Ciudad necesita reacondicionar sus hospitales, mejorar su educación y sus escuelas, solucionar la grave crisis habitacional que tienen los vecinos/as más postergados. Necesita soluciones de fondo, gestión y participación de su clase dirigente.
La sociedad no quiere, rechaza y repudia todo intento de regreso al modelo neoliberal de los 90.
El Gobierno Nacional está en la antípodas de ese modelo. El Gobierno de la Ciudad se ubica cada vez más cerca. Por lo tanto, legisladores/as, dirigentes, trabajadores/as y ciudadanos/as, debemos trabajar en forma mancomunada para que, de una vez por todas, tengamos una sociedad más justa, más equitativa y con conciencia social, lo cual dista mucho del neoliberalismo disfrazado que impunemente nos impone Macri. El cambio está en cada uno, el cambio está en todos. Y yo, como siempre, estaré en la primera línea de batalla contra cualquier forma de desigualdad social que quieran imponernos.