Ciudad con ojos de mujer
En la actualidad, las mujeres nos relacionamos con la Ciudad desde una perspectiva totalmente distinta a la de antaño, dejando atrás el antiguo estereotipo que limitaba al varón al ámbito público y a la mujer al doméstico. Hoy en día, la relación que tenemos las mujeres con la Ciudad es mucho más intensa. Tenemos dobles y triples jornadas en el hogar, el trabajo , lo público y siempre a cargo de otros/as.
La actitud que predomina en las mujeres sigue siendo el adaptar el ritmo personal a las limitaciones existentes, a intentar desarrollar diversas estrategias de supervivencia o de autoexplotación que permitan hacerle frente.
Vivimos en una Ciudad en la que constantemente tenemos que asumir incomodidades, recorrer largas distancias en poco tiempo, con escasos espacios públicos en algunos barrios y demasiados espacios públicos concentrados en otros.
Las mujeres, tenemos la necesidad de vivir la Ciudad de una manera más amigable. Utilizamos mucho más el transporte público,haciendo recorridos más cortos pero encadenados, lo que nos significa mayor pérdida de tiempo. En general, los varones van de casa al trabajo y viceversa, en cambio las mujeres, antes del trabajo vamos a la escuela a dejar a los/as chicos/as , a la salida del trabajo los retiramos y vamos al médico o hacemos las compras antes de llegar a casa. Como resultado, vivimos en ciudades en las que las actividades cotidianas están totalmente separadas y esparcidas por todo el espacio, unidas fácilmente para quienes tienen auto, pero no para aquellas mujeres que a pulmón, vivimos el día a día. Este modelo de crecimiento urbano de paradigma desarrollista, da valor a lo productivo y con una remuneración, menospreciando así las tareas de cuidado.
Es imperioso modificar la forma en la que miramos, en la que escuchamos. Tenemos que preguntar y preguntarnos más, desarrollando así diversas metodologías de análisis, participación, propuestas que permitan recoger la existente complejidad social poniendo en foco la vida cotidiana, reconociendo y dándole el lugar que tienen las tareas de cuidado. En la que las esferas y los tiempos de la vida cotidiana estén compartidos, delimitados o compaginados según las necesidades de cada persona y no porque así lo delimita el espacio.
En este 8 de marzo renovamos nuestro compromiso como lo hemos venido impulsando durante estos años a gestionar de manera participativa desde las diversidades y especificamente en la Ciudad de Bs As a tener acciones afirmativas que reparen la brecha de desigualdad en la inclusión laboral, a garantizar una vida libre de violencia y el acceso a la salud de las mujeres, especialmente el aborto legal y las consejerías pre y pos aborto, la universalización de la educación inicial de 45 a 5 años, las licencias compartidas de ambos progenitores, un planeamiento de los horarios de la Ciudad que tenga en cuenta los tiempos de las mujeres y la incorporación de la perspectiva de genero a la educación, al diseño urbanístico de los espacios públicos y del transporte.