Recuperemos el Zoológico
El jardín zoológico de Buenos Aires se inauguró en 1903, dentro del área del Parque 3 de Febrero, gracias al trabajo de su primer director, el Dr. Eduardo Ladislao Holmberg.
Holmberg y su equipo de trabajo pensaron y diseñaron el Zoológico de Buenos Aires como una institución científica y pedagógica, un centro de investigación en ciencias biológicas, un paseo que además recreara ambientes arquitectónicos y bienes artísticos de los que han podido disfrutar l@s porteñ@s a lo largo de su historia.
El Zoológico de Buenos Aires fue declarado Monumento Histórico Nacional en 1997 y en 2007 quedó comprendido como Edificio Representativo con protección patrimonial por una ley de la CABA.
Desde su fundación y hasta 1990, fue administrado por la Ciudad de Buenos Aires.
Hoy presenta un evidente estado de deterioro: rotura de calles y monumentos, pérdida de obras escultóricas, merma en la colección faunística, por nombrar sólo algunos aspectos.
¿Qué pasó con el zoológico?
En 1990, durante la gestión del entonces intendente Grosso, designado Intendente por Carlos Menem, la Ciudad de Buenos Aires otorgó la concesión -por veinte años – de la administración del zoológico a la empresa Zoo -Botánico 2000 SA, cuyos principales accionistas eran los hermanos Hugo y Gerardo Sofovich. La empresa cambia de manos, pasando, por ejemplo, por las del empresario Daniel Grinbank, hasta llegar a la concesionaria actual.
En 2008 se produce el primer y único informe de auditoría de la ciudad de Buenos Aires a la concesionaria del Jardín Zoológico en veinte años de concesión. El informe da cuenta de una larga serie de irregularidades.
Las más graves tienen que ver con el abandono del patrimonio edilicio, arquitectónico y escultórico y la pérdida de una parte sustancial de la colección faunística, razón de ser de un Jardín zoológico. Según el ente auditor, entre 1990 y 2008 se perdió un total de 103 especies: 31 de mamíferos y 72 de aves, que representan el 23 % y el 55%, respectivamente, de las colecciones del zoo. Además, se carece de un plan sanitario para el control y cuidado de los animales, que es mínimo y no se encuentra normado en forma interna ni es controlado por SENASA o por la Dirección Nacional de Fauna Silvestre.
Un párrafo aparte merece el lamentable proceso de desmantelamiento de la Biblioteca Domingo Faustino Sarmiento, que ha extraviado gran parte de su colección bibliográfica y lo que queda se encuentra – gracias a un complicado proceso de traspaso- mal almacenado, mal archivado y mal etiquetado, poniendo en riesgo la pérdida total del material. La colección llegó a contar con doce mil ejemplares y ahora tiene unos escasos trescientos.
¿Cuáles son las falencias más graves por parte del GCBA?
Según se puede extraer del informe de auditoría, la responsabilidad estatal respecto del estado actual del zoológico está relacionada con: la inactividad de la administración frente a incumplimientos contractuales y/o legales; las deficiencias en el resguardo y el registro de la información; la falta de control sobre la liquidación del canon y de los rubros que lo componen; la carencia de habilitación gubernamental para obras y actividades que se desarrollan en el predio concesionado; la falta de acciones eficientes para la aseguración de la conservación del patrimonio cultural y natural.
Podemos afirmar sin ningún temor a equivocarnos, que las sucesivas administraciones de la Ciudad de Buenos Aires, desde Grosso hasta Macri, han abandonado nuestro jardín zoológico y han sido por lo menos negligentes en el control del accionar de la empresa concesionaria JZBA SA
¿Qué podemos hacer?
Debemos recuperar el zoológico y devolverle su belleza paisajística, su patrimonio natural y arquitectónico y sobre todo, debemos recuperar su sentido social: como centro turístico, como fuente de conocimiento, su valor pedagógico y cultural.
Necesitamos también repensar la función de un parque de estas características desde el punto de vista de la protección del medio ambiente y la defensa de los derechos de los animales.
Para lograrlo, creemos que es indispensable que la ciudad de Buenos Aires recupere la administración del Jardín Zoológico, de manera que podamos decidir, en el marco de un debate participativo, como lo establece la constitución de la Ciudad para re – pensar el rol y modalidad de gestión de un zoológico del Siglo XXI.