Subtes: no al tarifazo ni al impuestazo, sí al control a Metrovías
Por la Diputada María José Lubertino
Desdiciéndose de la obcecada postura que mantuvo todo el año, finalmente el gobierno de Macri ha anunciado que se hará cargo del control de los Subtes. Lo que sería a priori una buena noticia, se ve empañada por el conjunto de anuncios que la acompañan: festival de aumentos en peajes (que ya se habían incrementado hasta 900% durante la gestión macrista), combustibles y patentes, sin descartar un futuro aumento de tarifas. En forma adicional, se plantean importantes recortes en los derechos laborales de los trabajadores del Subte, de muy dudosa implementación, que tienden a exacerbar los conflictos en el sector.
Sin haber asumido el control y declarando no contar con un detalle certero de los costos, el Ingeniero ya ha decidido que la solución a su problema es aumentar, y que el aumento lo tienen que pagar los vecinos y vecinas de la Ciudad. De Metrovías, actual concesionario del servicio, ni una palabra.
Pero detengámonos un momento a preguntarnos:¿Son realmente necesarios estos aumentos para obtener el dinero necesario para financiar el servicio de Subtes? La respuesta es NO; veamos por qué.
El subsidio del Gobierno Nacional que dejará de percibirse a partir de enero del año entrante asciende a $360 millones de pesos, monto que deberá ser cubierto por la Ciudad de Buenos Aires a partir de su traspaso. Sin embargo, existen fundadas sospechas de que Metrovías infla sus costos artificialmente, para recibir más subsidios y obtener ganancias extraordinarias. Manuel Compañez, en su «Breve informe financiero de Subterráneos de Buenos Aires» detalla algunos de esos mecanismos cuasi-fraudulentos:
• El costo de construcción de túneles de Metrovías aumentó de 50 a 100 millones de dólares por kilómetro durante 2012. Esta duplicación del precio en dólares en un año es difícil de justificar desde cualquier punto de vista y, de tomarse un valor realista, se puede estimar que se liberarían $ 440 millones, que superan la cifra que estaría dejando de aportar el Gobierno Nacional.
• Metrovías, perteneciente al Grupo Roggio, paga servicios a otras empresas del mismo grupo (Benito Roggio Transporte S.A., Ferrometro, Metronec, Clisa, Prominente, Cía Metropolitana de Seguridad, CPS Comunicaciones, Benito Roggio Ferroindustrial) que en 2011 sumaron $ 77,3 millones.
• Finalmente, se detectan constantes subestimaciones de la cantidad de pasajeros reales presentados bajo declaración por parte de Metrovías. Esto implica que los ingresos declarados sean menores, y por ende, mayor el subsidio reclamado para sostener el servicio. En 2011, producto de esta subestimación, la empresa embolsó ganancias extraordinarias por $ 312 millones.
El gobierno del PRO está aprovechando la confusión reinante para engañar a los porteños y porteñas y «a río revuelto» sumar un aumento innecesario más a su amplia colección.
Sin embargo, la Ciudad, con un presupuesto de más de $14 mil millones para 2013 y teniendo previsto aumentar aún más el ABL, Ingresos Brutos y Patentes, tiene los recursos económicos y humanos para llevar adelante una nueva política de transporte subterráneo existente. Eso implica en primer lugar tener la decisión política y asumir plenamente y sin excusas la responsabilidad que le compete. Segundo, revisar y renegociar con la empresa concesionaria las condiciones de dicho contrato, sustentadas en la ideología de la década del 90 y que, habiendo reiterados incumplimientos de toda índole por parte de la empresa, no cabe duda de que puede ser re discutido hasta la finalización del contrato en el 2017, e incluso evaluar su rescisión.
Como tercer punto, es importante escuchar, dialogar y garantizar la participación más activa posible de los/as trabajadores/as del subte y de los usuarios que hasta ahora lo padecen. Sin lugar a dudas, serán ellos/as los/as que se han cargado al hombro el servicio aun en condiciones de precariedad extrema y los/as que lo siguen eligiendo como medio de transporte a pesar del tarifazo por sus innegables ventajas comparadas con otros medios. Son quienes pueden aportar, sugerir e incidir en los cambios estructurales, necesarios y pendientes.
Por último, disponer desde la Ciudad de los recursos y de las inversiones necesarias para ir mejorando la infraestructura y al mismo tiempo mantener una tarifa competitiva con el transporte automotor.