¿El aborto o la pila?
Por Angela Cuevas de Dolmetsch | 11 de febrero de 2021
Después de muchos años de lucha, Argentina despenaliza el aborto. María José Lubertino, coordinadora de la Comisión de Equidad de Género del Consejo Asesor de la Argentina, le agradece al gobierno de Alberto Fernández haber tenido el coraje y la voluntad política de liderar la despenalización. Admite que la terminación voluntaria del embarazo es apenas uno de los pasos en la reivindicación del derecho de la mujer a decidir sobre su cuerpo, su vida, y el momento en que puede ejercer a cabalidad la maternidad. Las violaciones en todas sus formas, los embarazos en niñas de 10 a 14 años, muchas veces por familiares mayores que las abandonan a su suerte con un bebé que no pueden sostener no debe ser la regla de la sociedad.
En Argentina se han hecho esfuerzos muy grandes en la educación sexual para niños y niñas, para que la planificación familiar se adopte en los adolescentes, educando a las madres para que cambien la actitud con sus hijas y sean ellas las que las eduquen en la forma de usar contraceptivos, pues la ignorancia es muchas veces la causante de embarazos no deseados. Los padres de hijos hombres deben inculcarles que el verdadero macho es el que sabe que de una relación sexual puede resultar un ser humano igualito a él. Que así como cuando te cortas un dedo no lo dejas abandonado tampoco dejas tu semen tirado sin saber qué pasó.
En Colombia la Corte Constitucional estudia la solicitud de varias organizaciones para que el aborto haga parte integral de la regulación de los servicios de salud sexual y reproductiva. La pandemia ha reducido los nacimientos cuya madre se encontraba entre los 15 y 19 años en un 5,7% y en madres entre 10 a 14 años, de 4795 en el 2019 a 3517 en el 2020, cifra aún demasiado alta. A medida que la educación es universal y los planes de Familias en Acción cobijan a más personas, son menos las niñas que solo tienen educación primaria, aunque los embarazos no deseados las pone en desventaja con sus pares del sexo opuesto al abandonar el colegio. Su suerte sin un bachillerato es ser empleada doméstica frustrando sus ambiciones y dedicándose a criar un hijo sin la preparación para hacerlo.
En algunas comunidades se ha logrado educar a las madres para que acudan a Profamilia con sus hijas y les coloquen un implante subdérmico conocido como la pila, cuya efectividad es de 5 años, que libera una hormona progestacional para evitar que el esperma llegue al óvulo. En esta forma en la eco-aldea Nashira se ha logrado que, en los 15 años de su existencia, haya un solo embarazo en adolescentes y aunque a esta joven el padre la abandonó, recibió apoyo comunitario para entrar a la Universidad a estudiar Derecho. Es este un cambio radical en la historia de las madres de Nashira. ¿Será esta una forma eficiente y ética para evitar los embarazos y no tener que recurrir a la interrupción voluntaria?