La discriminación, un gol en contra
por María José Lubertino
En nuestro país se configura una parte importante de la identidad en torno al futbol. Desde muy temprana edad, los/as chicos/as se enfrentan a la pregunta ¿De qué cuadro sos? La pertenencia se estructura fuertemente en la típica respuesta: soy de Boca, soy de River…
El racismo, la xenofobia y las demás prácticas violentas son una forma de violencia y exclusión. En los campos de juego presenciamos graves situaciones de discriminación bajo la forma de burlas, insultos, la agresión y la estigmatización a distintos grupos de la población.
La discriminación en el futbol no es un fenómeno aislado o eventual, sino que refleja la existencia de un comportamiento discriminatorio, xenófobo y racista arraigado, sistemático y hasta “naturalizado” de determinados/as participantes y protagonistas de los eventos en cuestión. El análisis de lo que ocurre en las canchas sirve como lupa social y es la base para realizar tareas de tareas de prevención y sensibilización. En este sentido, es necesario señalar que no se discrimina más en la cancha que en otros lugares como la escuela o el trabajo. Sin embargo, no hay que quitarle relevancia a lo que ocurre en los estadios, especialmente porque si lo que si existe es la legitimación del uso del espectáculo deportivo para discriminar o insultar, es decir existe un ambiente de impunidad por un paraguas protector llamado “pasión” o “folclore”, como si esto tuviera un efecto catártico. Dicha concepción significaría sin más la naturalización, perpetuación, permisividas, tolerancia e instigación de conductas discriminatorias, xenófobas y racistas que se realizan en dicho contexto debido a que la propia idiosincrasia del futbol lo “justificaría todo”.
En el ámbito escolar donde se espera que se eduque en valores y se piense en la construcción ciudadana en la diversidad, nos encontramos con la utilización del espectáculo deportivo como lugar legitimado para el insulto, los gritos y la burla. Muy frecuentemente se escucha e el/la docente decir «¿Usted se cree que está en la cancha?», «vaya a hacer eso a la cancha». De esto, todos/as somos responsables ya que los/as docentes solo reproducen modelos modelos establecidos.
Bandijk en su libro dominación ética y racismo discursivo en España y America Latina señala «el racismo se aprende por lo tanto se enseña, no surge espontáneamente a partir de experiencias cotidianas». Siguiendo con su idea nos enseñaron que «mas blanco significa mejor y mas negro u indígena, peor sea cual sea el ámbito social o experiencia».
Cuando fui presidenta del INADI, creamos y trabajamos haciendo un relevamiento sistemático de todos los cánticos,conjuntamente con los árbitros y dirigentes con el objetivo de capacitar y sensibilizar a todas las partes. A la AFA se le hacia entrega de un informe con todos los cantos discriminatorios en cada partido para trabajar con cada uno de los árbitros que habían tenido que sufrir estos cánticos y le pedimos explicaciones por no sancionar a todos los equipos por igual.
Los cánticos
En los estadios de futbol de Argentina, los partidarios de cada equipo, “la hinchada”, corean cantos para apoyar a su bando o intimidar al contrario. Los cánticos son elaborados por un sector de los hinchas llamados “Barras Bravas”. Estos cantos tienen la particularidad de estar muy elaborados, no solo desde el punto de vista formal – complejidad y variedad de la música y la rima-, sino también desde el punto de vista del contenido. Las temáticas que aparece en el discurso de la “hinchada” no tienen que ver estrictamente con el deporte, sino que frecuentemente asocian a lo futbolístico cuestiones ideológicas muy diversas como la política, el sexo, las sexualidades, el poder, la discriminación religiosa, nacionalista, sexual, determinadas valoraciones éticas y morales… De estas formas los canticos de las «hinchadas» condensan distintos tipos de discriminaciones.
En cuanto al género discursivo, el canto de cancha tiene la particularidad de ser una modalidad de discurso colectivo. Producidos y reproducidos desde el anonimato de la «hinchada» o del grupo. Lelia Gándara en su libro Las Voces del Fútbol dice » los cantos de cancha dejan traslucir una voz supraindividual que se manifiesta con características de coherencia y cohesión con elementos que se repiten y homogeneizan la construcción discursiva aun cuando sean producidos por diferentes ´hinchadas´». En ese sentido es importante señalar que los cánticos no pueden ser producidos por cualquier persona, solo pueden producirlos los/as «barras». Dejando así la voz social o colectiva de los cánticos a quienes en otro contexto son llamados «inadaptados sociales».
Análisis de los cánticos
El análisis está hecho desde el trabajo y la experiencia que tuvimos en el Instituto Nacional Contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo cuando yo fui presidenta, cuando creamos el Observatorio de la Discriminación en el Fútbol y trabajamos haciendo un relevamiento sistemático de todos los cánticos en todos los partidos de todos los equipos de Primera A. Se hizo un trabajo con los árbitros, con los/as dirigentes de capacitación, sensibilización con la AFA, pero fundamentalmente se les hacía una entrega al terminar cada campeonato de cuantos habían sido los cánticos, en que partidos se habian parado el partidos o no y se hacía una devolución pormenorizada para trabajar con cada uno de los árbitros en el caso del colegio de árbitros y que la AFA revisara porque en algunos casos habían aplicado sanciones y en otros no.
Según refleja el análisis de los cánticos predominan los insultos de índole sexual. La femenización o prostitución del adversario, la atribución de la orientación sexual y la diversidad sexual como insulto. Leila Gándara aporta que hay amplia gama de insultos relacionados con la identidad social y el lugar del rol dentro de la esfera social, tales como la atribución de un trabajo considerado denigrante, de una posición socioeconómica marginal o la nacionalidad. Esto que hemos visto en los últimos partidos, «son de Bolivia y Paraguay», la etnia (son » todos negros»), la pobreza, la suciedad, el olor, la relación de sometimiento («los tenemos de hijos»), la acusación de complicidad con la policia, que es el enemigo en común de todos, es otro insulto recurrente.
Otros insultos están relacionados a ciertas características subjetivas como por ejemplo el calificativo de «amargo» que se opone a las capacidades espejos, a la vitalidad y al «aguante» entendido como persistencia y fidelidad al equipo. La «cobardía» es otro leitmotiv. Los hechos de discriminación que mas se repitieron son discriminación por pobreza («villeros», «cartoneros», «comegatos»), a la orientación sexual («putos», «los vamos a coger»), inmigrantes en forma despectiva, sobre todo a Boca Juniors («bolivianos», paraguayos») y de género («putas cabareteras», «la concha de tu madre», «hijo de puta»).
El uso de
la primera persona es el mas frencuente en los cantos lo cual no deja de ser curioso teniendo en cuenta que se trata de una situación colectiva. El uso de la primera persona del singular está asociado con la expresión del sentimiento y la fidelidad del equipo. En cambio la primera persona del plural está asociado al aliento al propio equipo y la amenaza al contrario.
Los estribillos destinados al propio bando llaman por lo general al festejo anticipado o a la violencia. En el caso de los cantos destinados al bando contrario hay un interlocutor privilegiado que es el enemigo histórico de cada equipo, independientemente o no que esté presente en la cancha.
Si discrimina no es folclore
A partir de la observación en relación al fútbol y a la discriminación, notamos con frecuencia que es el argumento tiene su propio «folclore». Lo que ocurre en la cancha queda en la cancha como modo de convalidar insultos y prácticas discriminatorias o violentas. Esto nos ha ayudado a articular algunos conceptos como los que queremos reflexionar. No queda adentro de la cancha porque afecta a personas que están afuera y lo hace masivamente. Hay dos cuestiones importantísimas para ver. Independientemente si es una situación de discriminación entre dos jugadores, entre dos árbitros o hinchadas legitima la discriminación. Mas allá de la discriminación a los hinchas de Boca está la discriminación hacia los bolivianos y paraguayos. No es solo discriminación solo a los de Atlanta, es discriminación a los/as judío/as. al día siguiente de esta naturalización que se da en la cancha repercute en el trato cotidiano y en la vida de todos los ciudadanos. La discriminación es un fenómeno infinito porque cualquiera inventa un pretexto para discriminar.
Este juego peligroso que alguien que se siente menos se empodera con el orgullo de «tener pelotas» en la cancha lo hace poderoso sobre la base de denostar al otro y se va a repetir en la vida cotidiana.
La prácticas discriminatorias que comienzan en el campo de juego habilitan la violencia posterior. Todo esto es sufrido por la comunidad boliviana fuera de la cancha luego que la hinchada muestra banderas de Bolivia y Paraguay. En el fútbol, la crítica aparece en los insultos discriminatorios dirigidos a un semejante en un contexto de desigualdad.
El rol protagónico que tienen los hinchas en los espectáculos deportivos y que no se da en ningún otro espectáculo implica una responsabilidad inobjetable. Cada uno/a de las personas que integran la «hinchada» debe saber que «no son otros los que realizan manifestaciones discriminatorias, soy yo. Cuando canto algo estoy convalidando, me estoy prestando a reproducir el discurso social. Muchas hacen referencia a la diversidad sexual («putos», «los vamos a coger»), los cánticos relacionados con la discriminación de género («la puta que te parió», «hijo de puta»), los xenofíbicos contra los bolivianos y paraguayos, contra los indígenas («cantemos todos que…está de luto que son todos negros putos de Bolivia y Paragay»), luego viene la pobreza («los gatos no se comen», «vamos a quemar todas las villas»), por aspecto físico («el pasto no se come») y por discapacidad («paralítico» o «mogólico»).
Ingreso y egreso del estadio
Los cacheos se realizan por portación de cara. Los/as jóvenes son mas revisados que otras francas de edad. Las mujeres no siempre son revisadas por policial. Femeninos. Tambien detectamos la discriminación en el ingreso a las canchas. La vestimenta de cada uno de los espectadores determinaba el tipo de cacheo por parte de la policía.
El reglamento de transgresiones y penas de la AFA indica que «todos los clubes, están obligados a promover mediante los parlantes del estadio o por otros medios de comunicación eficientes, el conocimiento de los alcances de esta disposición a fin de evitar los actos que se reprimen». Sin embargo, en ningún caso se leyó el reglamento de transgresiones y penas por la voz del estadio.
Los cánticos discriminatorios son mas contra el clásico rival que contra el eventual. Es mayor la discriminación individual que colectiva. El insulto de hinchas individuales a árbitros, director técnicos o jugadores. Lo que sucede en la cancha detona la térmica agresiva en los espectadores.
Como hincha de fútbol y deportista de toda la vida, no hay nada mejor que intensificar la necesidad de generar reuniones con los planteles de fútbol, recapacitar a los árbitros y hacer que nuestras virtudes se muestren en la cancha con goles. Para mostrar el orgullo de nuestra pasión, no necesitamos denostrar discriminatoriamente a los otros.